Estaba desamparado, solo, a merced de aquellos que solo desean el mal de otros y se alimentan de esto. Pensaba que el mundo era-
mi enemigo, que no necesitaba de nadie ni de nada para vivir, que el simple hecho de estar vivo era mas que suficiente para mi.
He robado, he asesinado, he destruido... todo con el fin de sobrevivir, pensaba que la salvación era algo utópico para alguien-
como yo, al fin y al cabo me había convertido en lo que alguna vez juzgue con malos ojos. El tablero de la vida se dio la vuelta y
aquel que deseaba el mal termino convirtiéndose en mi propia persona, ¿Cómo es que todo termino así? era lo que me preguntaba por
las frías noches que pasaba en los callejones de Prontera hasta quedarme dormido entre lagrimas. Ese efímero momento en el que estaba
inconsciente y nadaba en mis propios sueños infantiles era lo único que tenia en aquellos tiempos, pero sabia que solo era eso: sueños.
Y mis pesadillas eran el amanecer de cada día, la propia realidad, que me recordaba que estaba destinado a morir en soledad y en el olvido.
No quería eso, no deseaba eso, pero cada intento por cambiar solo acaba en un peor resultado, estaba desesperado. Empecé a vagar por
cada rincón de Midgart, llevando detrás mío unas cadenas muy pesadas: Mi propio pasado me atormentaba. Solo deseaba ser libre y olvidar
lo que alguna vez pase con personas que dijeron ser mi familia y cuando vieron la oportunidad, me apuñalaron y me empujaron al abismo de
la desesperación, no podía recordar sus caras, solo un emblema de color amarillo.
Cuando todo parecía perdido, decidí ir a un pueblo famoso por una lúgubre costumbre que yace en sus lares, al parecer, personas en una
situación similar a la mía solían quitarse la vida allí, ese lugar era Umbala. Estaba decidido a quitarme la vida. Sumido en la propia
ignorancia, sentía que esa era la solución a todo. Pude ver mi vida pasar atreves de mis ojos, incluso escuchaba la canción que solíamos
poner en esas reuniones familiares, 'Será que no me amas' de mi querido LuisMi. En mis momentos finales, sentí la verdadera libertad...
Esos pequeños momentos felices que me dio la vida era lo que realmente debía valorar, dejar el camino del odio y resentimiento y avanzar
hacia adelante... -No quiero morir- fue lo que dije a los cuatro vientos, di un paso atrás y escape de ese lugar. Por primera vez sentía
que realmente las cosas estaban cambiando para bien... y así fue: Había llegado a una ciudad, era algo desértica pero aún así había gente
por allí, al principio no me gusto siendo sincero, pero sus habitantes me recibieron con los brazos abiertos y se podía sentir un ambiente
tan amigable que no había visto en mucho tiempo, fue muy cálido para mi tan dolido corazón.
Esto es lo que yo buscaba desde el principio, un lugar el cual pueda llamar hogar: Dragons.
Up ❤️